¿Transcendencia en la doctrina de Heráclito?

En el fragmento B108 de Heráclito podemos encontrar, a juicio de Heidegger, «[…] algo extraordinario acerca del τὸ σοφόν, esto es, del Λόγος»1. Veamos, pues, el referido fragmento:

De cuantos he escuchado razones, ninguno llega tan lejos como para entender que lo sabio está separado de todo”.

Antes de adentrarnos en eso extraordinario enunciado por el pensador alemán, hagamos una primera reflexión sobre algunos conceptos que aparecen en este fragmento para que nos sea más fácil, después, encarar la cuestión aquí recién planteada.

Heráclito dice que ha escuchado las razones (οἱ λόγοι) de los hombres y asegura que los tales no entienden que lo sabio está separado de todo. Y no lo entienden porque no entienden el λόγος. El λόγος es, en efecto, lo sabio (τὸ σοφόν), tal como ya nos ha dicho Heidegger desde el principio. ¿Pero por qué los hombres no entienden el λόγος? El pensador efesio apunta en diversos fragmentos que los hombres, en general, no escuchan el λόγος y que, incluso, habiéndolo escuchado, no lo entienden. Los tales son los más (οἱ πολλοί), son esos que confían en las falsedades de poetas como Homero y Hesíodo y en las habladurías que circulan por aquí y de allí. Los más tienen una “razón propia” que está en desacuerdo con el λόγος, esto es, con la “razón común”. Esa “razón propia” falta a la verdad. Y Heráclito nos está advirtiendo en este fragmento que sólo él entiende el λόγος, pues, al fin y al cabo, no ha conocido a ningún hombre capaz de comprender que lo sabio está separado de todo.

Hemos dicho que τὸ σοφόν es el λόγος, y así lo entienden pensadores como Heidegger y Marzoa. Pero, ¿por qué τὸ σοφόν es el λόγος? Escuchemos a Marzoa: «El λόγος es designado como τὸ σοφόν […] porque es el discernimiento, el que esto sea esto y aquello sea aquello»2. Heráclito nos dice en algún lugar que τὸ σοφόν es el que es capaz de juicio, un juicio que lo gobierna todo de un lado a otro. También nos dice el efesio en otro lugar que el λόγος es el que gobierna todo. Por añadidura, el λόγος también es el dios, el cual quiere y no quiere ser nombrado con el nombre de Zeus. Tal dios -nos advierte Fraile- no tiene un carácter transcendental sino inmanente al fuego. En efecto, el fuego, o mejor dicho, el fuego inteligente, también lo gobierna todo. En definitiva: τὸ σοφόν, el λόγος, el dios y el fuego inteligente son, todos ellos, lo mismo.

¿En qué consiste este λόγος que es, a la vez, designado con diferentes nombres? Marzoa nos sugiere: «[…] el λόγος no es ni esto ni aquello, […] no es nada ente»3. ¿Entonces qué es el λόγος? Es el ser de las cosas, el ser de lo ente. Así pues, cuando se dice que los hombres no entienden τὸ σοφόν, esto es, el λόγος, se está diciendo que los tales no entienden este mundo y, por tanto, tampoco entienden sus propias vidas. Y de esto último, los referidos no son conscientes en la medida en que viven una “razón propia” deslindada de esa “razón común” que es el λόγος. El λόγος está en todas las cosas -es su ser-, entonces, ¿cómo es posible que Heráclito nos esté diciendo que lo sabio está separado de todo? Mirando lo que nos dice en todos los demás fragmentos, parece que en este lugar, en B108, el efesio se esté contradiciendo. ¿Es posible esto? ¿Acaso aquí nos está sugiriendo, en contra de lo que nos ha ido diciendo, que el λόγος es transcendental?

Ha llegado el momento de entrar en lo extraordinario enunciado por Heidegger: lo sabio está separado de todo. En efecto, esto es extraordinario porque Heráclito, tal como ya hemos apuntado, nos está diciendo algo que está, por decir así, en contra de su doctrina. Por tanto, ¿qué está pasando aquí? Heidegger nos avisa que prestemos atención a la palabra que desencadena esta “extraordinaria” contradicción: separado. El filósofo alemán pone en cuestión que separado sea el vocablo adecuado para traducir la palabra griega que aparece en el fragmento: κεχωρισμένον4. El término separado introduce aquí connotaciones absolutas (separado de todo) y metafísicas que están fuera de lugar, y lo que hay que hacer es buscar la palabra adecuada para expresar en nuestra lengua ese κεχωρισμένον. Para ello el filósofo alemán recurre a toda una “ingeniería” filológica para concluir que κεχωρισμένον hace referencia a lo que aparece a partir de una región, esto es, el λόγος. Tal región no lleva en sí ninguna transcendencia (está en este mundo). Heidegger, al cabo, nos propone la siguiente traducción:

De cuantos he escuchado razones, ninguno llega tan lejos como para entender que lo sabio es el λόγος de todo”.

Cierto es que para llegar a esta interpretación no transcendental del fragmento no hacía falta, en principio, recurrir a una “ingeniería” filológica, pues si miramos en un diccionario las posibles traducciones de κεχωρισμένον, podemos observar que es adecuado utilizar, tal como nos sugiere el filólogo clásico Raúl Caballero, el término distinto, un término éste que encaja con aquello que nos había dicho Marzoa, a saber, que el λόγος -τὸ σοφόν- no es un ente, o sea, es algo distinto. Con lo que se ha expuesto, veamos ahora como nos queda el fragmento B108:

De cuantos he escuchado razones, ninguno llega tan lejos como para entender que lo sabio es distinto de todo”.

Tenemos, pues, nuestra interpretación no trascendente de B108. Y lo extraordinario ha quedado… ¿aniquilado? En absoluto, pues sigue siendo extraordinario que τὸ σοφόν, el λόγος, no sea nada ente y que esté aquí, en este mundo, un mundo que no necesita otro para dar cuenta de esto o aquello.

Y para acabar este recorrido no transcendental de B108, hagamos una referencia a Mondolfo, quien expone diferentes visiones no trascendentales de este fragmento, siendo una posibilidad muy plausible la siguiente:

De cuantos he escuchado razones, ninguno llega tan lejos como para entender que lo sabio está separado de todas”.

De esta manera se pone de manifiesto que las razones de los hombres siempre quedan lejos de lo sabio, esto es, de la verdad. Tal idea la encontramos en la doctrina del efesio varias veces en otros fragmentos.

1Heidegger, 2012 (I).

2Marzoa, 2013.

3Ibíd.

4Ὁκόσων λόγους ἤκουσα, οὐδεὶς ἀφικνεῖται ἐς τοῦτο, ὥστε γινώσκειν ὅτι σοφόν ἐστι πάντων κεχωρισμένον. (B108).

Autor: F. Moa

Cuentista a tiempo parcial. Soy antifilósofo porque envidio la imaginación de los filósofos. Todo cambia (incluso las verdades).

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