La teocracia pontificia del siglo XIII

A lo largo del siglo XIII se consolida el poder “universal” del pontificado a pesar de las resistencias de un Imperio cuya debilidad resulta patente cuando tras la “Gran Guerra de Occidente” se agudiza en Alemania el conflicto entre güelfos y gibelinos1.

En los primeros años del siglo XIII la Santa Sede alcanza el cénit de su poder gracias al papa Inocencio III. Con él, la Santa Sede se convierte en el mayor poder de Europa y tal cosa despertará a la larga los recelos entre los monarcas cristianos.

Federico II, emperador y rey de Sicilia, se convierte en el adversario de la teocracia pontificia. Su intención no es otra que conseguir un poder “absoluto”, lo que le lleva a una guerra total con el papado. Sin embargo, el emperador fracasa después de que su ejército sufra una gran derrota ante Parma en 1248.

El fracaso de Federico II provoca un distanciamiento entre Italia y Alemania –la debilidad de Alemania es notoria–. Este vacío de poder que deja el Imperio es aprovechado en un primer momento por los angevinos con la coronación de Carlos –conde de Anjou y Provenza– como monarca de Sicilia en 1266. Pero la presencia angevina en Sicilia provocará una rebelión contra la ocupación francesa que en un futuro muy pŕoximo estará apoyada por una fuerza en auge: la corona catalano-aragonesa2.

1Los güelfos son partidarios de los papas y están enfrentados a los gibelinos, defensores de los emperadores de Alemania.

2“Con la ayuda de Pedro III de Aragón, los sicilianos expulsaron a los angevinos de la isla de Sicilia, derrotando a la flota de Carlos en la bahía de Nápoles en junio de 1284. Carlos estaba preparando una contraofensiva cuando murió.” (Wikipedia)

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