Imperio cristiano antijudío

A partir del siglo IV se inicia un proceso de cristianización del Imperio Romano. En el seno de este proceso se desarrolla un fenómeno antijudío impulsado por la Iglesia –la jerarquía eclesiástica no quiere que los judíos puedan acceder a los puestos de prestigio y que ejerzan algún tipo de autoridad sobre los cristianos– que acaba calando en el poder Imperial. La legislación imperial, finalmente, se pone en contra de los judíos, lo que se traduce para éstos en una inferioridad jurídica.

Este cuadro de Anthonis van Dyck rerpesenta perfectamente hasta qué punto el poder Imperial encarnado en este caso por el emperador Teodoro está bajo la tutela «divina» de la Iglesia representada en la figura de San Ambrosio.

Diferentes disposiciones legales recogidas en el “Codex Theodosianus” muestran la inequívoca intención de perjudicar el “status” jurídico de los judíos.1

La literatura patrística dibuja la imagen del judío rebelde inhabilitado para ocupar un cargo honorable en la sociedad cristiana, una imagen que refuerza con las grandes revueltas judías de los siglos I y II, y con la posterior en tiempos de Constancio Galo (353). Esta literatura consolidó la reputación del pueblo judío como sedicioso e insubordinado.

En el Imperio cristianizado los judíos fueron considerados “potenciales traidores” del poder Imperial “sancionado” por el Dios cristiano, con lo que quedó asegurado el aislamiento social de aquéllos. El referido aislamiento se fue acentuando a lo largo de los siglos IV y V, dando origen, de este modo, a lo que después se conocerá como el “ghetto” medieval.

1Salinero, R. G., Manual de iniciación a la historia antigua, Editorial UNED, 2022, pp. 501-502.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar