De los pacíficos minoicos y los belicosos micénicos. De la cuestión homérica y la transmisión cultural griega

En el segundo milenio antes de Cristo, mientras los minoicos controlaban las rutas comerciales en el mar Mediterráneo oriental, un pueblo indoeuropeo, los aqueos mencionados por Homero, se asentaban en la península griega (Argólida, Ática, Beocia y zonas del Peloponeso).

Palacio de Cnosos

Los minoicos constituían una civilización pacífica en la que coexistían diferentes “principados” en torno a sus respectivos palacios (v.g. Cnosos, Festos, Malia, etcétera). La cohesión social y un buen nivel de vida caracterizaban esta sociedad gobernada por unos reyes-sacerdotes de los que no nos ha llegado ninguna gran estatua, lo que hace suponer que ejercían su poder de un modo “impersonal”. Su escritura en Lineal A no ha podido ser descifrada hasta ahora.

La Puerta de los Leones de Micenas

Los micénicos eran belicosos y su cultura épica marcaba un camino: buscar la fama inmortal teniendo el derecho de vida y muerte sobre los individuos vencidos. Diferentes Estados independientes conformaban la civilización micénica (v.g. Micenas, Tebas, Corinto, Pilos, etcétera). En la cúspide del poder estaba el rey, pero a veces tuvo que enfrentarse con una nobleza que puntualmente ocupó tal cúspide. Los micénicos llegaron a crear una poderosa marina mercante con la que también llevaron a cabo saqueos e invasiones militares. Su escritura en Lineal B fue descifrada por M. Ventris a mediados del s. XX.

El fin de la civilización minoica se produjo en torno al 1400 a.C. Se platean básicamente dos hipótesis sobre la desaparición de los minoicos: 1. Una causa natural: la destrucción provocada por el volcán de Thera; 2. La invasión micénica. El fin de la civilización micénica, por su parte, se calcula que tuvo lugar entre el 1.200 y el 1.100 a.C. También se plantean dos hipótesis sobre el fin de la civilización micénica: 1. Una invasión dórica; 2. Una combinación de trastornos internos y las invasiones de los Pueblos del Mar.

Busto de Homero

La cultura micénica resultó fundamental para la formación de la cultura griega. ¿Cómo se transmitió la cultura micénica a la cultura griega?1 A través de la transmisión oral llevada a cabo por los aedos: sus cantos épicos, que narraban relatos de dioses, héroes, guerras, etcétera, nutrieron “culturalmente”la época arcaica griega (ss. VIII-VI a.C.) Los poemas de Homero —la Ilíada (guerra de los micénicos [aqueos] contra los troyanos) y la Odisea (regreso del héroe a Ítaca)—, transcritos según la tradición en torno al s. VI a.C., fueron decisivos en esta formación de la cultura griega. ¿Pero quién fue Homero? ¿Fue Homero el verdadero autor de la Íliada y la Odisea? Ya desde la antigüedad quedó abierta “la cuestión homérica”, pues la vaporosa figura de Homero deja muchísimas preguntas sin respuesta. Pero no sólo cuestiones sobre la figura de Homero plantea “la cuestión homérica”, sino también cuestiones como la del valor histórico de estos poemas en los que se mezclan datos de época micénica con datos de época arcaica. Lo seguro es que, a pesar de estas mezclas, en los poemas homéricos se explican acontecimientos verdaderamente históricos. Es gracias a esto último que Schliemann en el siglo XIX, a partir de informaciones recogidas en los textos homéricos, fue capaz de realizar grandes hallazgos “arqueológicos”.

A pesar de sus errores e incorrecciones, no se puede negar a Schliemann el enorme mérito de haber iniciado la investigación arqueológica que ha permitido reconstruir la civilización creto-micénica.2

1Téngase en cuenta que, en realidad, los micénicos ya eran griegos, por lo que la referida transmisión no sería otra cosa que una evolución de una sola cultura: la griega.

2Salinero, R. G., Manual de iniciación a la historia antigua, Editorial UNED, 2022, p. 124.

Autor: F. Moa

Cuentista a tiempo parcial. Soy antifilósofo porque envidio la imaginación de los filósofos. Todo cambia (incluso las verdades).

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