Comentarios de «El sistema mundial, el colonialismo y la desigualdad» del manual de Kottak (III)

Hasta ahora hemos visto con el manual de Kottak «Introducción a la antropología cultural» los inicios del capitalismo, el desarrollo comercial transatlántico, la Revolución Industrial y las consecuencias de todo ello sobre la estratificación social. También hemos examinado los inicios del colonialismo y el imperialismo y hemos puesto el foco en el auge y caída del Imperio británico. En la presente publicación, nos centramos en el Imperio francés y, además, en las identidades «inventadas» por el colonialismo así como en los estudios postcoloniales.

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Breve comentario de la Guerra de los Cien Años

Hago en esta grabación un breve repaso a la largísima guerra que tuvo lugar en la Baja Edad Media, a saber, la Guerra de los Cien Años, un enfrentamiento entre Francia e Inglaterra en el que se involucraron otros estados europeos.

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El inicio del autoritarismo monárquico a finales del Medievo en la Europa Occidental

Tras la Guerra de los 100 Años el prestigio de la monarquía en Francia es muy elevado. La expulsión iniciada por Carlos VII es completada por Luis XI. El monarca francés se enfrenta ahora a una alianza de nobles, siendo el nombre más peligroso Carlos el Temerario, duque de Borgoña. El conflicto entre la nobleza y la monarquía francesa empieza con un aparente fracaso de ésta, pero al cabo Luis XI logra vencer a los borgoñeses —Carlos el Temerario ha muerto— gracias a la combinación de las acciones militares y diplomáticas.

Los sucesores de Luis XI, a finales del siglo XIV, reciben un Estado sólido donde la monarquía controla la nobleza. Esta solidez le va a servir para que Francia intervenga en los asuntos de la península italiana. Sin embargo, otra gran potencia, la monarquía de los Reyes Católicos, chocará con la monarquía francesa.

Inglaterra, por su parte, sufre la pérdida de prestigio de los Lancaster tras su fracaso en la Guerra de los 100 Años. Hay un descontento generalizado en el país que se consuma en un choque violento conocido como “La Guerra de las dos Rosas” —la rosa blanca de los York vs la rosa roja de los Lancaster—. Se trata de un choque de partidos aristocráticos que buscan compensaciones a las pérdidas sufridas en el continente. Este choque se va a resolver finalmente con la coronación de un miembro de una rama de los Lancaster: Enrique Tudor (Enrique VII). Su coronación supone el fin de esta guerra y el inicio de la constitución de una sólida monarquía en Inglaterra. Cuando muera Enrique VII en 1509, dejará para sus sucesores un autoritarismo real en el que la nobleza estará prácticamente aniquilada en tanto la burguesía quedará sometida a la nueva monarquía. Además, el Parlamento se habrá convertido en un mero juguete al servicio de la voluntad real.

En términos generales, a finales del Medievo las monarquías de la Europa occidental se erigen como principales fuerzas políticas, dejando al margen los tradicionales poderes universales —el Imperio y el Pontificado— y quebrando tanto la omnipotencia de la nobleza como el poder de los parlamentos.

Francia e Inglaterra después de la «Gran Guerra de Occidente»

San Luis Rey de Francia - InfoVaticanaDespués de que los capetos hayan vencido en la “Gran Guerra de Occidente”1 a los plantagenet, la sucesión hereditaria hará que Luis IX (San Luis) suba al trono y que, con él, el reino de Francia tome una forma cada vez más consolidada. Luis IX, ofreciendo la imagen de un caballero guerrero que dirige sus acciones según unas causas justas, logra alcanzar acuerdos de paz con los angevinos y con el monarca catalano-aragonés Jaime I. En defensa de unos ideales que ya resultan, por decir así, obsoletos, el monarca francés muere en el contexto de la 8ª cruzada en Túnez (1270). El reinado de San Luis será recordado como una época de oro de la monarquía francesa.

King John of England (by National Portrait Gallery, CC BY-NC-ND)Juan Sin Tierra ha fracasado en Bouvienes, lo que provoca un descontento generalizado contra su figura. El rey, entonces, se ve obligado a firmar la “Carta Magna”, la cual garantiza, entre otras cosas, libertad para la Iglesia, límites en los compromisos feudovasalláticos (rey-barones) y mayor protección jurídica para las personas. El sucesor de Juan Sin Tierra, Enrique III, “rompe” en muchos sentidos el pacto de la “Carta Magna” y, tras haber sido derrotado frente a San Luis, el malestar se agudiza. Al cabo estalla la Revolución2 (1258) encabezada por Simón de Montfort (“Protector del reino”). Enrique III es derrotado y Montfort impulsa la reunión en 1265 de un parlamento de nuevo cuño formado por la vieja curia de barones, caballeros y burgueses —precedente de la futura Cámara de los Comunes. Pero la dictadura de Monfort dura unos pocos meses a causa de su incapacidad de gestionar satisfactoriamente la situación. El descontento se propaga y esto favorece al príncipe heredero, Eduardo, para que acabe venciendo a Monfort. Con la monarquía restaurada, ahora se mantiene la autoridad real coexistiendo con la “Carta Magna” y el nuevo Parlamento.

1Esta victoria es alcanzada en la batalla de Bouvines en el año 1214 por el capeto Felipe Augusto, quedando derrotado el plantagenet Juan Sin Tierra.

2Una Revolución con fines feudales, por lo que está mirando más al pasado que al futuro.

La época de oro de la monarquía francesa y la “Revolución” en Inglaterra

Los Capetos dominan la mayor parte del territorio francés después de la “Gran Guerra de Occidente”1. Luis IX (San Luis), que desprende la imagen de un caballero al servicio de las causas justas, consolida el reino francés de los Capetos: frena los intentos de expansión de los angevinos, acuerda con Jaime I –monarca catalono-aragonés– los límites del reino en el Midi (1258) y fortalece la estructura administrativa que había impulsado Felipe Augusto. San Luis muere en el año 1270 delante de los muros de Túnez en el contexto de la Octava Cruzada defendiendo un ideal en el que ya pocos confían.

[…] Con todas sus limitaciones y contradicciones, el reinado de San Luis pasó a considerarse como la verdadera época de oro de la monarquía francesa […]2

Con la derrota de los angevinos frente a los Capetos, aquéllos pierden la mayor parte de sus dominios en territorio francés, lo que provoca una anglificación de la monarquía inglesa. A lo largo del siglo XIII se conquistan nuevas libertades en este reino, sobre todo gracias a la “Carta Magna” y, después, la “Revolución”.

Carta Magna” (1215)

Juan sin Tierra ha llevado, por decir así, a los angevinos a la derrota de Bouvines. Se produce un descontento generalizado contra el rey, lo que le obliga, dicho en pocas palabras, a firmar la “Carta Magna”, un documento que dota de mayor libertad a la Iglesia, establece límites a los compromisos feudovasalláticos entre el rey y los barones, da más garantías al comercio y ofrece mayor seguridad jurídicas a las personas.

Revolución” (1258)

El sucesor de Juan sin Tierra, Enrique III, lleva a cabo una política que incumple lo establecido en la “Carta Magna”. El mal estar que esto produce junto con la derrota de Saintes a manos de San Luis, las malas cosechas y unas exigencias económicas desorbitadas por parte del Pontificado da como resultado el estallido de la “Revolución”. Al frente la “Revolución” está Simón de Montfort y éste acaba venciendo al monarca. Monfort patrocina en el año 1265 un nuevo Parlamento formado por barones, caballeros y burgueses –lo que puede considerarse como un precedente de la Cámara de los Comunes–. Pero la “dictadura” de Montfort no es capaz de salvaguardar el orden, lo que desencadena el descontento de un sector de la sociedad que se postula a favor del príncipe heredero Eduardo. Montfort es vencido por Eduardo y éste, por tanto, mantiene la autoridad real, mas coexistiendo su poder monárquico con la “Carta Magna” y el Parlamento.

1Las relaciones entre los Plantagenet y los Capetos se transformará rápidamente en la “Gran Guerra de Occidente”. Los Plantagenet, con Juan Sin Tierra y con el apoyo, entre otros, del Emperador Otón IV, se enfrentan a los Capetos de Felipe Augusto. La batalla de Bouvines (1214) resulta decisiva, siendo el vencedor Felipe Augusto, con lo que los Capetos pasan ahora a dominar tres cuartas partes del territorio francés –los angevinos siguen controlando el ducado de Aquitania–, lo que supone, a fin de cuentas, un cambio radical de las fuerzas en Europa Occidental.

2Mitre, E., Introducción a la historia de la E.M. europea, Ediciones Istmo, 2019, p. 210.

Francia e Inglaterra: tiempos de normandos, angevinos y Capetos

En torno a los siglos XI y XII destacan las monarquías occidentales de Francia e Inglaterra. Estamos en una época en la que los monarcas representan la cúspide de una pirámide feudal mientras que el poder descansa en los compromisos de fidelidad de los súbditos. Francia e Inglaterra mantienen una relación fundamentada en los vínculos feudovasalláticos.

La nueva dinastía de los Capetos inicialmente no logra extender su autoridad mucho más allá de París, pero se reviste de cierto prestigio sustentado, entre otras cosas, en el incipiente sentimiento nacional surgido de los recientes conflictos habidos con Inglaterra y el Imperio alemán. Por otro lado, en la batalla de Hastings (1066), el duque de Normandía, Guillermo el Conquistador –conocido también como Guillermo el Bastardo–, vence al rey inglés Harold, lo que significará, al cabo, el establecimiento de la dinastía normanda en Inglaterra. Guillermo como nuevo rey de Inglaterra logra conjugar las costumbres feudales con las instituciones de las comunidades anglosajonas y crea, con ello, el Estado más moderno de la época. Los sucesores de Guillermo mantendrán una política similar a la del fundador de la dinastía.

Pero después el poder normando es relevado, por decir así, por los angevinos:

Con Godofredo Plantagenet había de convertirse [el poder angevino] en una de las fuerzas políticas más importantes del territorio francés.1

El hijo de Godofredo, Enrique Plantaget llega al trono inglés (1154), teniendo ahora bajo su influencia un territorio francés equivalente en extensión a la mitad del reino de los Capetos. Estos últimos, los Capetos, están poco dispuestos a permitir la expansión de la dinastía de los angevinos, lo que desencadenará un conflicto que alcanzará su apogeo a principios del siglo XIII.

Como reyes de Inglaterra, los Plantagenet son independientes, pero en territorio francés son vasallos del rey de Francia, esto es, de los Capetos. Las relaciones entre los Plantagenet y los Capetos se transformará rápidamente en “la Gran Guerra de Occidente”. Los Plantagenet, con Juan Sin Tierra y con el apoyo, entre otros, del Emperador Otón IV, se enfrentan a los Capetos de Felipe Augusto. La batalla de Bouvines (1214) resulta decisiva, siendo el vencedor Felipe Augusto, con lo que los Capetos pasan ahora a dominar tres cuartas partes del territorio francés –los angevinos siguen controlando el ducado de Aquitania–, lo que supone, a fin de cuentas, un cambio radical de las fuerzas en Europa Occidental.

1Mitre, E., Introducción a la historia de la E.M. europea, Ediciones Istmo, 2019, p. 196.

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