Si tratamos de simplificar la génesis de la democracia ateniense que se desarrolló entre los siglos VII y VI a.C., lo podemos hacer a través de cuatro figuras históricas fundamentales: Dracón, Solón, Pisístrato y Clístenes.
Cuando el siglo VII llegaba a su recta final, el arconte Dracón promovió la primera codificación escrita de las leyes. Esto frenó la interpretación arbitraria de las leyes. Sin embargo, las leyes que ahora quedaban escritas favorecían, en esencia, a una aristocracia que dominaba la economía del Ática, la cual era, principalmente, de carácter agrícola. El poder estaba, en efecto, en manos de la aristocracia, y lo ejercía de un modo abusivo que llevaba a muchos campesinos atenienses a ser esclavizados por no poder afrontar sus deudas.
Con lo anterior es fácil comprender que se produjera una crisis social que trató de aplacar a principios del siglo VI a.C. el arconte Solón. Este miembro de los Siete Sabios llevó a cabo unas reformas que se tradujeron en la prohibición de la recién mencionada esclavitud y la implementación de una timocracia que abría las puertas al poder a aquellos que no formaban parte de la aristocracia. Es decir, ahora el acceso al poder no dependía de la cuna, sino de la renta de cada individuo. La referida timocracia se fundamentó en la división de los atenienses en cuatro clases determinadas según la renta de aquéllos. Quienes mayor renta tenían, mayores cuotas de poder y mejores magistraturas estaban a su alcance. Las reformas de Solón marcaron un paso de gigante en dirección a la democracia, pero la democracia quedaba todavía lejos, pues el poder continuaba estando en manos de un pequeño grupo de individuos.
Llegaría después la tiranía de Pisístrato. Debe destacarse, ante todo, que el tirano conservó las reformas de Solón. Por lo demás, ejerció una política populista y una buena gestión económica de la pólis. Por añadidura, patrocinó la escritura de las epopeyas homéricas y el teatro —sobre todo la tragedia.
A finales del siglo VI a.C. había quedado atrás la tiranía y Clístenes era ahora elegido arconte. Este político introdujo innovaciones en el sistema de gobierno de la pólis que marcarían un paso decisivo hacia la democracia. Entre estas innovaciones destacó el procedimiento que se estableció para que los atenienses accedieran al poder. Ahora todos los ciudadanos, sin tener en cuenta la cuna y la renta, tenían “las mismas oportunidades” para acceder al poder: por medio de un sorteo se podía acceder a un nuevo órgano legislativo llamado Boulé. Sin embargo este sistema tenía un “pequeño defecto”: los cargos públicos no eran retribuidos, lo que, a efectos prácticos, restringía el poder a unos pocos. Con todo, a pesar de ciertas limitaciones, las innovaciones que introdujo Clístenes encaminaron definitivamente a Atenas hacia la democracia1.
1Cf. Salinero, 2022, p. 153.