Esparta y Atenas. La Liga del Peloponeso y la Liga de Delos. Dos ‘póleis’ que dividen la Hélade con dos grandes ejércitos fortalecidos gracias a sus respectivos aliados. Esparta dispone de una impecable infantería hoplita y Atenas de una espléndida armada naval. La ideología espartana es saludada por la aristocracia, pues ésta observa en la Atenas democrática un verdadero peligro para sus intereses. En este contexto aparece un genial narrador histórico, Tucídides, que nos explicará con detalle la “Historia de la guerra del Peloponeso”.
Se produjo una Primera Guerra del Peloponeso (460-445) que quedó cerrada más mal que bien con una supuesta tregua de treinta años fruto de la diplomacia de Pericles. Pero las diferencias eran demasiado profundas y el expansionismo comercial, ideológico y militar ateniense impulsó a que los aliados de Esparta reclamaran la guerra.
Al final, los espartanos cedieron a las peticiones de sus aliados –sobre todo de los corintios y megarenses– para que declarase la guerra y pusiese fin a los continuos abusos de los atenienses.1
De tal modo devino la Segunda Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.). Se produjo la invasión lacedemónica del Ática con el rey espartano Arquídamo al mando. Hubo naturalmente una contraofensiva ateniense, pero fue la peste del 430 en Atenas que provocó la retirada de los espartanos. Moría Pericles a causa de esta epidemia y su sucesor en el partido radical democrático, Cleón, se enfrentó con sus tropas a las del espartano Brásidas. Ambos generales murieron en la batalla de Anfípolis (424 a.C.), resultando vencedor el ejército espartano. Esta derrota ateniense, más otras que vendrían después, hizo que se llegara a firmar la “Paz de Nicias” (421 a.C.), tratado patrocinado por el conservador ateniense Nicias.
Bajo la “Paz de Nicias” Atenas estaba debilitada por la guerra y por las epidemias. En este momento crítico para Atenas tuvo lugar el ascenso político-militar de Alcibíades –nieto de Pericles–, quien se “apuntó” a la facción democrática por intereses puramente personales. Alcibíades condicionó la estrategia ateniense en sus últimos compases de la guerra: con el apoyo de los sectores populares, el nieto de Pericles convenció al “démos” que la expedición a Sicilia reportaría grandes beneficios. Esta expedición a Sicilia (415-413 a.C.) realizada “en ayuda” a una ciudad que se veía, en última instancia, amenazada por las fuerzas espartanas, fue dirigida por tres generales atenienses: Alcibíades, Nicias y Lámacos. Tal expedición fue un fracaso: la derrota ateniense (413 a.C.) supuso la práctica aniquilación de la fuerza ática –Nicias murió y los pocos supervivientes fueron hechos esclavos. Esta derrota significaba el principio del fin del poder ateniense.
Salinero, R. G., Manual de iniciación a la historia antigua, Editorial UNED, 2022, p. 219.
Una ciudad de Sicilia, Segesta, había realizado una petición de auxilio a Atenas, pues se veía amenazada por Silinunte y sus aliados (Siracusa y Esparta).