Antropología: Sobre el mercado y el comercio desde la perspectiva de K. Polanyi

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Polanyi señala que el mercado es aquel comercio que está dirigido por los precios1. Recordemos que el comercio se desarrolla en el ámbito de tres formas de integración —formas que integran la economía: reciprocidad, redistribución y mercado. Pues bien, el mercado no ganó importancia en las sociedades hasta tiempos muy recientes, pues antes del primer milenio de la antigüedad no existía y, después, quedó eclipsado por otras formas de integración, a saber, la redistribución y la reciprocidad. Por tanto, el mercado no es otra cosa que una variante relativamente moderna del comercio, habiéndose convertido el mercado en una fuente de gran riqueza material para Europa occidental y Norteamérica. Hoy el mercado es el que predomina y se fundamenta, como todo el mundo sabe, en el modelo de oferta-demanda-precio, siendo el precio en este modelo la forma de equivalencia más característica.

Una vez dicho esto, hay que destacar la crítica que realiza Polanyi: las nociones de mercado no sirven para interpretar desde la antropología y la historia el comercio que se ha desarrollado en la mayoría de las economías empíricas. De hecho, en largos períodos de la historia han sido la redistribución y la reciprocidad las formas que han integrado la economía, por lo que estas formas han sido marginadas al haberse aplicado de manera improcedente unas categorías que pertenecen únicamente al mercado. A causa de esto, Polanyi afirma que entre los siglos XIX y XX los antropólogos, historiadores y sociólogos han incurrido en graves errores a la hora de dar cuenta de las sociedades tanto del pasado como del presente.

1Karl Polanyi (Cf. Polanyi, K., El sistema económico como proceso institucionalizado. Apud Velasco, H., Lecturas de Antropología Social y Cultural La Cultura y las Culturas, Cuadernos de la UNED, 2010, pp. 275-306).

Antropología: sistemas económicos

Revisemos desde el punto de vista de Kottak la cuestión del estudio de los sistemas económicos (Economía). Vamos a ver cómo Karl Polanyi, pionero en el estudio comparativo de intercambios, define tres principios de mercado.

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Formas de comercio, usos del dinero y elementos del mercado (según Karl Polanyi)

En la Necrópolis de Giza, cerca de las tumbas de los faraones, yacen los funcionarios y cortesanos que manejaban la economía del Antiguo Egipto. (www.bbc.com)

Karl Polanyi advierte del error que se suele cometer desde la antropología y la historia a la hora de interpretar sociedades y pueblos a partir de unas categorías de mercado que no son aplicables a aquéllos. Y es que el mercado –sigue el modelo formador de precios: oferta-demanda-precio– no tuvo gran importancia en las sociedades hasta tiempos muy recientes. Los mercados formadores de precio no existían antes del primer milenio de la antigüedad y luego estuvieron eclipsados por otras formas de integración. Por tanto, el uso de categorías de mercado para dar cuenta de la historia ha provocado una restricción que en la mayoría de casos no ha sido sino una distorsión de esa historia.

Los largos períodos de la historia en que la reciprocidad y la redistribución integraron la economía y los considerables campos en que, incluso en los tiempos modernos, siguen haciéndolo, fueron excluidos debido al uso de una terminología restrictiva.1

Formas de comercio

El comercio es un método relativamente pacífico que permite la adquisición y el transporte de bienes situados a distancia. Su carácter bilateral asegura, en la mayoría de casos, una inclinación regular y pacífica. En las sociedades primitivas el comercio se ha caracterizado por ser una actividad de grupo que ha desarrollado las reuniones de diferentes comunidades para hacer posible el intercambio. Estas reuniones presuponían equivalencias de mercado, quedando excluido el beneficio individual. En este contexto arcaico, los componentes inseparables del comercio eran: lo personal, los bienes, el transporte y la bilateralidad.

Personal

Aquí se consideran las motivaciones de los individuos para comerciar, que son, principalmente: adquisición de un estatus social y un beneficio personal. El beneficio personal no procedía para el individuo de su acción comercial directa, sino de recompensas como la que podía conceder el rey o señor al comerciante por la actividad comercial de éste (v.g. concesión de tierras). Y es que los motivos lucrativos personales del comerciante eran rechazados en las sociedades arcaicas. En cuanto al estatus social, el comerciante podía pertenecer a la más alta o a la más baja parte de la escala social: a la más alta aquellos comerciantes que se relacionaban con el Estado, el señor, el rey, etcétera, en tanto que a la más baja cuando el comerciante realizaba tareas en el rudo trabajo de transporte. En términos generales, no existían en la antigüedad comerciantes de clase media.

Bienes

La organización del comercio venía determinada por el tipo de bienes con los que se comerciaba y factores que determinaban el transporte (la distancia, los obstáculos geográficos, las condiciones climáticas, las situaciones políticas, etcétera). Por todo esto, el comercio tenía un componente de “especificidad” que es necesario entender para poder interpretar correctamente las instituciones comerciales antiguas.

Antes de la época moderna no se conocen asociaciones comerciales permanentes.2

Transporte

Las dos partes constituyentes del mercado (transporte y mercancía) tienen un denominador común en términos de coste.

Bilateralidad

Existen tres tipos de comercio: presentes, administrado y mercado.

1. Comercio de presentes

Une a las partes por relaciones de reciprocidad. Durante milenios el comercio entre los imperios fue comercio de presentes. Solía darse este tipo de comercio a través de ceremonias y con embajadas y tratados políticos.

2. Comercio administrativo

Se fundamenta en relaciones de pacto a nivel de Estados y compañías que dependen de éstos. El comercio se desarrolla a a través de canales controlados por la administración. Las equivalencias se establecen en simples relaciones de unidades –una unidad por otra–. El regateo no forma parte de los procedimientos normales, pues se procura mantener invariables los precios. El puerto comercial es la principal institución, un emplazamiento seguro que permite comerciar con las necesarias garantías.

3. Comercio por medio de mercados

Es una variante relativamente moderna del comercio y ha sido un torrente de riqueza material para Europa y Norteamérica. Practica el intercambio como forma de integración3. Polanyi señala que hoy este tipo de comercio es el predominante y que, por decir así, ha provocado una miopía a la hora de examinar la historia del comercio, pues, como ya se indicó antes, se han utilizado con demasiada frecuencia categorías del comercio de mercados para dar cuenta de una historia que es ajena a tales categorías.

Usos del dinero

El dinero, desde el punto de vista formal, es un medio de intercambio indirecto y hoy el «dinero es dinero para ‘todos los propósitos’»4. Todos los usos del dinero dependen de la existencia de mercados, siendo mercado una variante del comercio, a saber: un sistema de intercambio integrador que es formador de precios. Pero desde la perspectiva substantiva, el dinero es independiente de los mercados y, así, depende de los usos concretos:

  • Pago: Ejecución de obligaciones en que los objetos cuantificables cambian de manos. Era la forma más normal de uso del dinero en los primeros tiempos (v.g. dinero de sangre5, precio de la novia, etcétera).
  • Patrón: Equiparación de cantidades de bienes de distintas clases –v.g. en el trueque– con la que se facilita el intercambio. Es un sistema esencial para los sistemas redistributivos.
  • Intercambio: El utilizado para el intercambio indirecto, dándose en el contexto de comercios organizados, sobre en el los mercados.

Elementos de mercado

El mercado es, desde la perspectiva formal, un lugar de intercambio donde se lleva a cabo la actividad de regateo, por lo que los precios fluctúan. Pero desde el punto de vista substantivo, debemos ir más allá de las restricciones conceptuales de esta perspectiva formal, para así poder abarcar el intercambio apoyado en equivalencias fijas que suelen manifestarse bajo las formas de integración recíprocas o redistributivas y las equivalencias contractuales. «Los precios cambiantes o fluctuantes son de surgimiento relativamente reciente. Es decir, el ‘precio’ era originariamente una cantidad rígidamente fijada. Por tanto, las palabras ‘precio’ y ‘equivalencia’ sí se podrían utilizar como sinónimos. No obstante, con los actuales mecanismos ‘oferta-demanda-precios fluctuantes’ hay que tener en cuenta esta diferenciación»6. De este modo podemos concluir que es necesario distinguir el significado formal y sustantivo de la economía, toda vez que los conceptos basados en la institución de mercado no son aplicables a todo tipo de sociedad.

1Polanyi, K., El sistema económico como proceso institucionalizado. Apud Velasco, H., Lecturas de Antropología Social y Cultural La Cultura y las Culturas, Cuadernos de la UNED, 2010, p. 291.

2Ibíd., p. 296.

3Recuérdese que Polanyi define tres formas de integración: reciprocidad, redistribución e intercambio.

4Polanyi, op. cit. p. 299.

5Compensación por pérdida de vidas humanas.

6Porada, K., foro UNED, asignatura Antropología II 2022-2023.

Reciprocidad, redistribución e intercambio (según Karl Polanyi)

Karl Polanyi nos habla de las siguientes formas de integración en cuanto modelos económicos que adquieren unidad y estabilidad en el contexto de una sociedad o grupo humano: reciprocidad, redistribución e intercambio…

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Imbecilidad moral

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Retrato de Unamuno (J. Sorolla)

En las primeras páginas de la obra Del sentimiento trágico de la vida, Unamuno sentencia -apoyándose en Spinoza1– que la esencia del hombre es: «el conato, el esfuerzo que pone en seguir siendo hombre, en no morir»2. Acaso esté acertado Unamuno al afirmar tal cosa, pero probablemente sólo en parte, toda vez que, ¿cómo puede determinarse la esencia de un ser de un modo pleno e inequívoco? De hecho, a mi juicio, la esencia de cualquier cosa no existe salvo en el razonamiento del hombre que etiqueta la cosa con una definición que viene limitada por un lenguaje que lleva en sí el error, a saber, el error humano. Sea como fuere, y hablando de las esencias que conforman la base del ser humano: probablemente otra esencia de éste sea la siguiente: perseverar en ser un imbécil moral con talento suficiente como para usar al prójimo como un medio para un fin3. En efecto, el ser humano de carne y hueso, ese que impera en el mundo mientras orina plástico sobre la tumba de Kant, se define por su imbecilidad moral.

Todos los artefactos éticos están estropeados por un defecto de fábrica. Por eso el lenguaje se inclina siempre del lado de una hipocresía que se hace fuerte a costa de subproductos humanos que llevan marcados un precio y una fecha de caducidad. No es la moral la que rige la relaciones sociales, sino un mercado que, instrumentalizando a los seres humanos, atraviesa las democracias para convertir a sus ciudadanos en consumidores-consumidos. El logos, por decir al modo presocrático, rige un devenir humano desde la imbecilidad moral.

¿Moral? Un sueño. El talento del ser humano para convertir al prójimo en un útil a la mano mueve el mundo de los hombres. Toda la literatura ética está ahí de adorno, llenando bibliotecas que sólo los pensadores profesionales visitan para adornar su pensamiento. ¿Qué es hoy la moral a parte de un sueño? Una anécdota perteneciente a un mundo endogámico que se remueve en la podredumbre de su pensar ético. La imbecilidad moral domina el mundo de los hombres.

1«Todo en cuanto es en sí mismo, trata de persistir en su propio ser» (Spinoza. Apud Russell, 2013).

2Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida.

3Unamuno nos habla de esos hombres con talento que son, a la vez, unos imbéciles morales.

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